EL DIOS QUE YO CONOZCO

24 mayo

Génesis 2:22 Hizo una mujer, y la trajo al hombre

"Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre" (Génesis 2: 22).

Hizo una mujer.
Moisés poseía un ágil dominio del idioma hebreo y sabía cómo usarlo para impresionar a sus lectores. Para describir la actividad creadora de Dios, empleó los verbos "crear" (1: 27), "hacer" (1: 26), y "formar" (cap. 2: 7). Ahora añade a esos términos, más o menos sinónimos, elverbo "construir". Cada uno de ellos tiene su matiz propio de significado.

La costilla de Adán formó el material básico del cual fue "construida" su compañera. La mujer fue formada para tener una unidad inseparable y compañerismo de toda la vida con el hombre, y la forma en que fue creada sirvió para establecer el verdadero fundamento del estatuto moral del matrimonio.

La trajo al hombre.
Después de hacer a la mujer, la llevó a Adán, que para entonces ya habría despertado de su profundo sueño.

Así como Adán fue el "hijo de Dios" (Lucas 3: 38), así también Eva podría ser llamada adecuadamente la hija de Dios; y como padre de ella, Dios la trajo a Adán, se la presentó y celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. "Honroso sea en todos el matrimonio" (Hebreos 13: 4.)

El pacto matrimonial es adecuadamente llamado el "pacto de... Dios" (Proverbios 2: 17), nombre que implica que el Altísimo fue el autor de esa institución sagrada.

El matrimonio fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso. Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral.

Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación.

El matrimonio es un símbolo de la relación de amor y vida que existe entre el Señor y su iglesia:

"Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia" Efesios 5: 29-32).