EL DIOS QUE YO CONOZCO

14 mayo

Génesis 2:17 Árbol de la ciencia del bien y del mal.

"Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2: 17).

Era muy precisa la limitación de esta libertad. El hombre no debía comer del árbol llamado "árbol de la ciencia del bien y del mal". (Ver com. del vers. 9.)

Puesto que no ha sido revelado, es inútil especular con la clase de fruto que daba.

La misma presencia de este árbol en el huerto indicaba que el hombre era un ser moral libre. No se forzaba el servicio del hombre; podía obedecer o desobedecer. El era quien debía decidir.

El fruto en sí mismo era inofensivo. Pero la orden explícita de Dios de abstenerse de comerlo, colocaba aparte ese árbol como el objeto de la prueba de la lealtad y obediencia del hombre.

Como ser moral, el hombre tenía la ley de Dios escrita en su conciencia. Pero se estableció una prohibición para aclarar los principios de esa ley al aplicarla a una situación específica, haciéndola así una prueba justa de la lealtad del hombre a su Hacedor.

Dios era el verdadero dueño de todas las cosas -aun de las que estaban confiadas a Adán- y esto daba a Dios el derecho de reservarse cualquier parte de la creación para sí mismo. No hubiera sido irrazonable que se reservara una gran porción de esta tierra y que hubiera permitido que Adán sólo usara una pequeña parte de ella. Pero no era así: el hombre podía usar libremente de todo lo que estaba en el huerto, excepto un árbol.

Evidentemente, el abstenerse de comer del fruto de ese árbol no tenía otro propósito sino el de mostrar claramente su lealtad a Dios.