"Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2: 16).
La orden referida en estos versículos presupone que el hombre entendía el lenguaje que hablaba Dios y la distinción entre "podrás" y "no podrás".
La orden comienza positivamente, concediendo permiso para comer libremente de todos los árboles del huerto; con la excepción de uno.
El derecho a disfrutar sin reserva de todos los otros árboles resalta por la forma idiomática intensiva: "comiendo comerás", 'akol to'kel; aun en toda prohibición divina hay un aspecto positivo.