"Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él" (Génesis 2: 20).
Puso Adán nombre a toda bestia.
Es evidente que el hombre fue creado con la facultad del habla. Adán empleó esa capacidad para expresar las observaciones hechas en su estudio de los animales. Así comenzó el estudio de las ciencias naturales y al dar nombres a los animales empezó su dominio sobre ellos.
Es evidente que el hombre fue creado con la facultad del habla. Adán empleó esa capacidad para expresar las observaciones hechas en su estudio de los animales. Así comenzó el estudio de las ciencias naturales y al dar nombres a los animales empezó su dominio sobre ellos.
En el texto hebreo se menciona primero "los ganados", quizá porque habían de estar más cerca del hombre que otros animales en su relación futura. Las aves, que el hombre ama tanto y de las cuales algunas especies habían de serle utilísimas, reciben el segundo lugar en la enumeración.
No se halló ayuda idónea.
El estudio de Adán de los animales creados le dio un conocimiento considerable, pero no satisfizo su anhelo de compañía con otro ser que fuera su igual. Esto indica la clase de compañerismo que la mujer debía disfrutar con el hombre. Ninguna verdadera compañera se pudo encontrar para Adán entre los seres inferiores a él.