"Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno" (Génesis 1: 10).
Ahora la mirada de Dios descansó, con placer y satisfacción, en el producto terminado del tercer día de creación. "Era bueno".
Ahora la mirada de Dios descansó, con placer y satisfacción, en el producto terminado del tercer día de creación. "Era bueno".
Esa tierra seca primitiva difícilmente nos hubiera parecido buena a nosotros.
Era un mundo de valles, colinas y llanuras sin verdor que surgieron de debajo de las aguas. En ninguna parte había ni una brizna de hierba ni un liquen colgante. Sin embargo, le pareció bueno a su Hacedor, que podía verlo en relación con los usos para los cuales lo destinaba, y como un paso preparatorio adecuado para las nuevas maravillas que iba a iniciar.
Era un mundo de valles, colinas y llanuras sin verdor que surgieron de debajo de las aguas. En ninguna parte había ni una brizna de hierba ni un liquen colgante. Sin embargo, le pareció bueno a su Hacedor, que podía verlo en relación con los usos para los cuales lo destinaba, y como un paso preparatorio adecuado para las nuevas maravillas que iba a iniciar.